Ya son más de 60 las universidades de Estados Unidos que están siendo escenario de movilizaciones y campamentos estudiantiles respaldados por parte del cuerpo docente. Estas acciones denuncian y exigen el fin del genocidio que Israel está cometiendo en Palestina. Además, los universitarios demandan la interrupción de los convenios que estas instituciones tienen con empresas vinculadas a la economía israelí.
Foto de Telecinco.es
Al inicio de las protestas, el gobierno y gran parte de los medios de comunicación acusaron de antisemitismo a los manifestantes. El presidente estadounidense, Joe Biden, condenó las protestas y a aquellos "que no entienden lo que está pasando con los palestinos". A pesar de que ya hay más de dos mil detenidos, las movilizaciones continúan creciendo y ahora el poder abandona la etiqueta de antisemitismo para justificar la represión argumentando que "los estudiantes son violentos y no protestan de manera adecuada".
Estas movilizaciones universitarias se están extendiendo y replicando en Canadá, Francia y España. Los principales medios de Europa las destacan como noticia principal y comienzan a comparar el fenómeno con la movilización estudiantil contra la guerra de Vietnam en 1968 y el Mayo Francés. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, también ha comentado sobre las movilizaciones y las ha acusado de formar parte de una embestida antisemita a nivel mundial.
La situación del pueblo palestino empeoró significativamente a partir del 7 de octubre pasado, cuando cientos de terroristas de la organización HAMAS ingresaron a Israel, mataron a 1200 civiles y regresaron a Palestina con más de 250 rehenes. A los pocos días, Israel comenzó a bombardear la Franja de Gaza y luego realizó una invasión terrestre que ha causado cerca de cuarenta mil muertes. Varios países han denunciado un genocidio por parte de Israel y han interrumpido las relaciones diplomáticas o comerciales, entre ellos Bolivia, Colombia y Turquía.
La mayoría de las potencias mundiales, que inicialmente apoyaron las acciones militares de Israel en su derecho a defenderse, ahora tienen esperanzas de que se reduzca el nivel del conflicto mediante las negociaciones de paz que se llevan a cabo en Egipto. Mientras tanto, Israel continúa afirmando que invadirá la ciudad palestina de Rafah, lo que podría resultar en una masacre aún peor.
Cuando comenzaron las protestas en Estados Unidos, el parlamento de ese país formó una comisión para mostrar su preocupación por una supuesta ola de antisemitismo universitario. Convocaron a la rectora de la Universidad de Columbia, Nemat Shafik, y la interrogaron responsabilizándola de que algunos profesores expresaran opiniones a favor de Palestina y de que no se pusiera fin a los campamentos de protesta. Luego vinieron los desalojos, las detenciones y las suspensiones de estudiantes, lo que, a contramano de los esperado, potenció y expandió la movilización estudiantil.
Antisemitismo es el término utilizado para describir el odio hacia los judíos. El sionismo es el movimiento político judío que promovió la formación y consolidación del Estado de Israel. Anti sionista es aquel que se opone a las acciones de este movimiento para consolidar el Estado judío. La crítica a los sionistas o a las acciones del Estado de Israel es algo completamente diferente. No necesariamente implica ser anti sionista y definitivamente no debe ser automáticamente considerada como antisemitismo.
En este punto del conflicto, el gobierno de Joe Biden se encuentra en una encrucijada inevitable. Es claro que un sector del electorado, especialmente la juventud que le otorgó una ventaja de 20 puntos al ser elegido presidente no apoya su política hacia Medio Oriente. Por otro lado, el presidente encabeza la lista de políticos que han recibido contribuciones de empresas vinculadas a Israel, por un monto que supera los seis mil millones de dólares.
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